En el fondo de ese alma cansada, herida, golpeada por destinos enredados, en el fondo seguía creyendo en la magia.
Y era su parte pasión la que le empujaba a sentir.
En el fondo de sus manos le quedaban caricias, caricias con deseo y ternura, caricias enganchadas y libres.
Y escuchaba a sus verbos.
Derramado por Zarem
La vida es un verbo con un solo sujeto y demasiados predicados. Que suele acabar en un complemento circunstancial, cuando se agotan los adjetivos.
Me encanta como escribes. Mucho, mucho.
Si dejas de creer en la magia… Puf malo. Hay creer y apostar. Los sueños algunas veces se haces realidad.